Esta semana en el sitio web del Olive Health Information Service
La newsletter de la Universidad de Navarra y el COI dedicada a la salud
Artículo 1
El boletín de esta semana analiza dos revisiones sistemáticas y metaanálisis recientes que evalúan la eficacia de la dieta mediterránea en el tratamiento de trastornos metabólicos y neurológicos. La dieta mediterránea es un patrón alimenticio basado principalmente en vegetales, rico en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas, con el aceite de oliva como principal fuente de grasas alimenticias. Es ampliamente reconocida por sus beneficios cardiometabólicos y para la salud en general.
El primer análisis se centró en los resultados metabólicos y descubrió que una mayor adherencia a la dieta mediterránea se asociaba con reducciones pequeñas a moderadas del índice de masa corporal y la circunferencia de la cintura en poblaciones específicas, en particular en personas con enfermedad del hígado graso no alcohólico y en personas con obesidad metabólicamente sana. Los resultados de mortalidad se evaluaron en tres estudios de cohortes que incluyeron a 369 220 participantes con diabetes tipo 2 y síndrome metabólico, con períodos de seguimiento que oscilaron entre 4 y 12,3 años. Cada aumento de un punto en la puntuación de adherencia a la dieta mediterránea se asoció con una reducción del 7 % en la mortalidad por todas las causas (razón de riesgo 0,93; intervalo de confianza [IC] del 95 %: 0,90-0,97).
El segundo metaanálisis incluyó estudios observacionales e intervencionistas que examinaban la adherencia a la dieta mediterránea en relación con las enfermedades neurológicas. Se analizaron un total de 45 estudios en los que participaron más de 730 000 personas. Una mayor adherencia a la dieta mediterránea se asoció con un menor riesgo o prevalencia de la enfermedad de Alzheimer (odds ratio 0,92; IC del 95 %: 0,87-0,98), deterioro cognitivo leve (riesgo relativo 0,93; IC del 95 %: 0,88-0,98) la depresión (riesgo relativo 0,96; IC del 95 %: 0,94-0,97) y la enfermedad de Parkinson (riesgo relativo 0,90; IC del 95 %: 0,83-0,97).
En general, este creciente conjunto de pruebas respalda la promoción de los patrones alimentarios de estilo mediterráneo como una estrategia de salud pública viable para la prevención secundaria y el tratamiento de las enfermedades metabólicas y los trastornos neurodegenerativos. En particular, la asociación inversa constante con la mortalidad por todas las causas en personas con diabetes, junto con la reducción del riesgo de deterioro cognitivo, refuerza el valor de integrar los protocolos de la dieta mediterránea en las directrices de atención estándar.
Artículo 2
El aceite de oliva virgen extra y la dieta mediterránea siguen llamando la atención en la investigación sobre salud, no solo por su valor cultural y culinario, sino también por sus beneficios para la salud, que están bien documentados. Un reciente estudio experimental destacó la importancia del contenido de polifenoles del aceite de oliva, demostrando que los aceites ricos en fenoles reducen más eficazmente el estrés oxidativo, modulan la inflamación y favorecen la salida del colesterol, mecanismos clave para la protección cardiovascular. Los resultados refuerzan la idea de que la calidad del aceite de oliva virgen extra es tan importante como la cantidad consumida.
Más allá de la salud cardiovascular, los posibles beneficios de la dieta mediterránea —y sus componentes clave, incluido el aceite de oliva virgen extra— se extienden al envejecimiento cerebral. En este contexto, un análisis de la dieta MIND, diseñada para reducir el deterioro cognitivo, descubrió que una mayor adherencia a la misma se asociaba con un mejor rendimiento cognitivo en general. Curiosamente, las asociaciones diferían según la raza, con resultados positivos entre los participantes blancos y asociaciones inversas entre los participantes negros, lo que pone de relieve la necesidad de interpretar estos resultados a la luz de las influencias sociales, culturales y socioeconómicas subyacentes.
Por último, centrándonos en los resultados relacionados con el sistema inmunitario, una reciente revisión sistemática y metaanálisis examinó si la dieta mediterránea puede ayudar a prevenir las enfermedades autoinmunes. Aunque no se encontraron asociaciones significativas para afecciones como la artritis reumatoide, el lupus o la enfermedad inflamatoria intestinal, surgieron señales prometedoras para la esclerosis múltiple y el síndrome de Sjögren. Sin embargo, las pruebas siguen siendo limitadas, lo que subraya la necesidad de realizar más estudios bien diseñados para aclarar estas asociaciones.
En general, las pruebas actuales siguen posicionando a la dieta mediterránea como un enfoque sólido de salud pública para la prevención de enfermedades crónicas y la promoción del bienestar general.
Otros artículos mencionados esta semana en la newsletter de OHIS (en inglés):
Aceite y aceitunas de mesa
Effects of olive leaf extract supplementation on systemic markers of tissue aging and remodeling in postmenopausal women: a randomized controlled trial with exploratory skin outcomes.
Comparative analyses of active and flavor components and anti-inflammatory capacities of olive oil varieties.
Olive Pomace Inclusion Alters the Microbial Community of Black Soldier Fly Larvae Frass While Maintaining Fertilizer Quality.
Dieta mediterránea
Mediterranean diet and oral health: is there an association? A scoping review.
Enfermedades neurodegenerativas y salud mental
Trastornos metabólicos
Patrones alimenticios
Diet and nutrition key factors for oral microbiota composition: a systematic review.
Compuestos fenólicos
Salud femenina
Sostenibilidad
Actividad física

